La desnudez o el nudismo

Tengo ganas de escribir sobre esto hace tiempo y la verdad no sé por dónde empezar.

Ya está, etimología, amo la etimología de las palabras.

En este caso des-nudar o nud-ismo comparte la misma raíz que nudo: del latín popular "nudus" que viene de "nodus", es decir, -en simple y paseándome por completo las normas APA porque eso es lo bacan de tener un blog- nudo, juntura, articulación, punto de intersección de algo o punto clave en el desarrollo de algo. 

Desnudar, des-anudar, desatar, quitarse las amarras de la vestimenta con su utilidad y simbolismo. 

Vestirnos claramente no solo nos "protege" del clima o del suelo, también nos liga a cosas. Con la vestimenta enviamos mensajes, y cómo no, si en nuestra humana paranoia interpretamos todo.

Nos desnudamos y ahí estamos, ya no tenemos cuentos para contar, no en ese momento. 
Somos no más, con nuestras formas particulares, con lo que nos gusta y lo que no.

Y qué variado es el nivel de aceptación social que existe en torno a la desnudez. 

En una playa de Barcelona yace una mujer en tetas. Una mujer que toda su vida ha visto la misma desnudez en las playas, en su casa cuando su mamá y su papá se paseaban en pelotas en pleno verano húmedo o en las salidas con sus amix, que cuando iban al río se empelotaban en dos segundos para saltar al agua, como niñas. 
A unos pocos metros otra mujer, disfrutando el caluroso día de playa en su  "burkini", prenda especialmente diseñada para que las mujeres musulmanas, que deben ir cubiertas por completo, puedan bañarse en espacios públicos. Para esta mujer el burkini es un lujo, una prenda liberadora, que le permite realizar cosas que antes no podía. Le ofrece independencia e irónicamente comodidad; solo así siente la tranquilidad necesaria como para poder disfrutar de estar en la playa y bañarse frente al mundo. 

No dejan de sorprenderme los contrastes, las visiones que pueden existir en torno al mismo tema. 
Obviamente no es novedad que el desnudo femenino, el cuerpo femenino -y todo lo considerado femenino (xd)- siempre está más bajo la lupa, bajo el ojo y el juicio omnipresente del patriarcado. 
Pero más allá de eso, me sorprende lo insana que suele ser la relación con nosotrxs mismxs y nuestra condición de cuerpos. No solo estar desnuda es tabú en la mayoría de los lugares del mundo, sino también otros aspectos de la corporalidad como lo es el sexo (claro), la menstruación o envejecer. No solo las estrías están mal, sino también los ojos rasgados, las canas, los dientes chuecos, tener la piel oscura, tener más o menos grasa y tantas otras cosas accesorias e irrisorias que, repito, no dejan de sorprenderme, aunque sea normal.

Todas esas son las ataduras de las que nos desharíamos al desnudarnos, pero bien sabemos que muchas veces continúan estando, se incrementan, y -por el contrario- nos hacen la desnudez imposible. 
La vestimenta se ha transformado no solo en una protección contra el clima y el suelo, sino también contra el juicio del mundo. Nos refugiamos en tintura para canas, fajas para la gordura, corbatas para ser tomados en serio.
Las ataduras en la mente gobiernan nuestros cuerpos y quizá son esas de las cuales es más difícil despojarse.

Tanto se castigan los cuerpos, especialmente los disidentes, los que escapan a la norma.
Y esa norma en todo caso, tampoco existe por sí misma sino siempre en relación a lo que se construye como "mayoría". 
Normalidad y poder, normalidad y hegemonía, están en íntima relación. 
Y francamente es por lo bajo ridículo intentar normalizar algo tan diverso como nuestros cuerpos.

Quiero un mundo en que la desatadura de la mente permita la aceptación de nuestros cuerpos, de nuestros seres.
Quiero que el nudismo sepa más a inocencia que a pornografía.
Quiero que la diversidad sea normal.
Quiero que el sexo sea tomarse el tiempo para descubrirse y descubrir a otrx en amorosa y placentera intimidad.
Quiero que quienes nazcamos con cuerpo de mujer no solo escuchemos que duele y que es una paja porque menstrúas, porque "provocas", porque das a luz, porque das teta, porque cargas con estereotipos de belleza irreales.
Quiero que nacer y morir por un cuerpo sea sagrado, que se proteja, que se le dé importancia.
Quiero que podamos escuchar mejor a nuestros cuerpos, que podamos darle la dignidad que se merecen -y que no tiene nada que ver con una moral cristiana podrida-.
Quiero que sea tan normal tener un cuerpo que exista libre acceso a una educación que nos permita conocernos y cuidarnos. Alimentación, sexualidad, nacimiento, higiene, deporte, identidad, primeros auxilios, muerte, sentidos, creación.

Quiero revolución nudista.







Foto por Alejandro Gatta











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